jueves, 14 de mayo de 2015

JUAN AGUILERA CASTILLO.- “ JUANI EL CAMIONERO”



      No se podría hablar de vehículos ni del transporte en Fuente Álamo, sin mencionar a Juan Aguilera “Juani”. Su vida estuvo siempre vinculada a ello, desde que con 12 años compró una bicicleta hasta que su salud le obligó a bajarse de un camión. Pero según él, el mejor coche, y el que más disfrutó, fue un SEAT 1430 blanco, al que cambió él mismo todo el motor, pues también entiende de mecánica. Tampoco se podría entender el mundo del transporte en Fuente Álamo, sin conocer a nuestro camionero y sin reconocerle el servicio prestado a la aldea, y agradecerle su buen trato con la gente. Y es que la cabina de su camión siempre estuvo disponible para llevar gratis a uno o dos fuentealameños a Alcalá la Real, a Granada o cualquier otra parte.                   
  Camionero para todo tipo de mercancías, transporte de materiales para la construcción, escombros, aceitunas, orujo, leña, paja, muebles, tractores… Hasta las porterías del campo fútbol llegaron en su camión.  Como hemos dicho antes, también se ofrecía al transporte de personas, pues incluso su remolque se acondicionaba para las romerías hacia Sierra Morena o para trasladar a los cazadores de una zona a otra. Han sido muchos los favores y los beneficios aportados, su camión ha dado un gran servicio ayudando a la modernización de las infraestructuras y las viviendas de la aldea, siempre con aquellos precios bajos de 40 duros por un porte a Alcalá.
Nació un 14 de mayo de 1946, aunque a efectos legales le consta el 17 mayo, fecha en la cual le inscribieron. Hijo de Antonio y de Brígida, nació en Fuente Álamo en la casa que actualmente es de Mariana, al igual que otros tres de sus hermanos.  En total eran 6 hermanos, si bien una murió muy pequeña. Estuvo viviendo allí hasta los 8 años, momento en que sus padres se fueron al Coscojar Alto o Blanco (como a él le gusta llamarle), donde estaba su abuelo, el guarda de las tierras que tenía en arrendamiento el señorico D. Francisco Serrano del Mármol. Cuando nació su hermano Rafael, estaban en ese cortijo. Recuerda que su madre tuvo un parto complicado y entre cuatro mulero la tuvieron que sacar en unas angarillas hasta la Setilla y desde allí la llevó el señorico en un Mercedes hasta Granada. En aquel cortijo estuvieron dos años, pues al dejar las tierras el señorito se fueron a vivir al Coscojar Bajo o “Negro”, este de propiedad del referido D. Francisco, donde estaba de casero Blasillo Zamora y su familia, que se marcharon a Andújar.
 Recuerda que desde allí iba a la escuela por un camino desde la Casilla al Silillo, por las Cuevas, saliendo a la Mina, con una talega donde guardaba un pizarrín. Solo serían unos meses y salteados, ya que pronto entró a guardar cabras y cochinos, con unos 9 años. También tuvo un maestro que venía al cortijo en bicicleta desde Alcalá la Real y le daba clases dos veces por semana. También enseñaba en los cortijos de la Casilla, la Cabrera, los Florios, la Cornicabra…
En aquellos tiempos, D. Francisco Serrano del Mármol tenía 14 ó 15 cabras y un macho, con dos turnos de cabras, para tener leche todo el año.  Él la transportaba con un mulo a Alcalá la Real, unos 10 ó 12 litros diarios, además de un montón de docenas de huevos, pues había unas 200 gallinas. Había entre los dos cortijos 14 yuntas de mulos, luego quedaron la mitad al dejar el Coscojar Alto. Los muleros venían de la Pilas de Fuente Solo, de las Grajeras y de Fuente Álamo (Feliciano Ibáñez y su hermano Juanito). La Haza Granada era de tierra calma, sembrada a dos tercios de trigo y uno cebada,  donde él sacaba las cabras a carear.
Hizo la Primera Comunión a los 9 ó 10 años, con un grupo de nenes. No recuerda bien al cura, el cual podría ser Don Cristóbal, pero cree que vino después, siendo entonces Don Antonio. Para poder hacerla, le dio catequesis José, el hijo de Blas Zamora, quien venía del seminario desde Andújar con una Guzzi. Subía a ver a sus padres, pues su hermana María ya estaba zangadunga y le gustaba. Le enseñó a rezar y llegó a aprender hasta el Rosario. Doña Casilda, señorita del cortijo, quien venía una vez al mes con su chofer Joseíco, le decía: “Juanito siéntate”, y le adoctrinaba en la fe católica.
La primera bicicleta se la compró su padre cuando tenía 12 años. Le costó  2000 pesetas, dando de entrada 20 duros. Se la compró a Rafael “Carajita”, que tenía el taller en Alcalá la Real, por el  Río de Oro. Pudo ir pagándola a cuota, pues con esa edad ya ganaba 21 pesetas, que era la paga de niño, llevándoles agua a los muleros, chasqueando los jaramagos y cerrando surcos. Cuando tenía 15 años, recuerda que un día enfermó un mulero apodado “El Gordo”, y estando con Pedrillo el del Alcalde, que por cierto es 10 días menor que él, en la zona de la Juan Blanquilla, le llamaron para que se volviese y pudiera sustituir al referido mulero, ganando ya 45 pesetas, jornal de hombre. Estuvo unos cuantos años de mulero, pues después compraron un tractor y desparecieron las yuntas.
Con 18 años se sacó el carnet de conducir, convirtiéndose en el chofer y “lazarillo” del señorito Francisco Sierra Muñoz “Paquito”, quien cultivaba las tierras tras la muerte de su tío, y al que llevaba a las monterías y los guisos. A los 21 años obtuvo el carnet de primera, poco antes de incorporarse al servicio militar.
La mili la hizo entre los años 1968 y 1969. Estuvo en el campamento de Cerro Muriano durante tres meses y después 15 meses y medio en Sevilla en el Cuartel de Infantería “Soria 9”. De su quinta del 1967 son Pedrillo Aguilera, Pepí Aguilera y Manuel Pérez “Cigarrica”. Cuando estaba en el campamento, le mandaron el carnet de conducir por correo certificado, por lo que se pudo sacar los carnets militares, siendo conductor en el periodo de instrucción de un Jeep. También fue monitor de los reclutas, quienes tenían que hacer un recorrido supervisado por él, mientras  el teniente estaba sentado en una sombra. En Sevilla llevaba la banda de música en un REO y después fue conductor de un Coronel conduciendo un SEAT 1500.  Lo llevaba todos los días a Capitanía General, y a Jerez una vez al mes.
Cuando volvió de la mili, Paquito Sierra, compró un tractor de cadenas y dejó solo una yunta en el cortijo, otra en la Casilla Sierra y otra en el cortijo en el Rosalejo. Tenía que ir con el tractor a todas las fincas, era un tractor con unas ruedas de gomas, marca FIAT. También les compró Paquito una Moto Vespa para el servicio del cortijo.
Se casó a los 26 años,  viviendo aún en el cortijo el Coscojar; pero recuerda que se vistió de novio en la casa de Benigna. Se casó el 12 de octubre de 1972, en la Iglesia de San Antonio de Padua, con Leocadia Aguilera “Aya”. La celebración la hicieron en el Salón “El Trompero”. Por aquel entonces se regalaban unas 100, 200, y el que más, 400 pesetas, llegando a juntar en regalos 105.000 pesetas. El cura que ofició la ceremonia fue D. José Lomas.  Hicieron el viaje de novios por Granada, Málaga, Algeciras, cerca de Portugal, Córdoba y Andújar, en el coche en el Renault 8 azul, que les dejó prestado su suegro. Como Antonio y Filo se habían casado dos días después, volvieron a por ellos e hicieron juntos parte del viaje.
  El camión marca Ebro D-700, matrícula J-48012 con la primera cabina abatible que salió al mercado, lo compraron a finales de 1969 entre Juan Pérez Vera “Capullo”, Eugenio Pérez Aguilera “Uge”, Justo Gutiérrez Sánchez “Justo de Leo” y él como camionero, comenzando a trabajar a primeros de Enero de 1970. Pusieron cada uno 38.000 pesetas, repartiendo beneficios y pagando letras a parte iguales. Estaba puesto a su nombre, y él era el conductor. Hicieron una sociedad de palabra, pues los otros socios eran albañiles, y no tenían carnet de conducir camiones. Su padre puso el dinero, pues en su casa lo que ganaban se lo entregaban a sus padres. Después él tuvo que devolver el dinero a sus padres. La “Sociedad” duró tres años, pues hubo diferencias entre ellos en cuanto al reparto de dinero y a la aportación de trabajo. Su cometido en la empresa era el arrimar materiales a la construcción donde había 8 trabajadores en la empresa. Era una sociedad verbal con un contrato que no estaba registrado. Cada mes se hacían cuentas, y el encargado de ello era Eugenio. Tras la disolución de la sociedad, se sorteó el camión. Al preguntar  a quien le interesaba,  se ofrecieron él y  Juan Pérez “Capullo”, pero éste no tenía el carnet, por lo que los dos socios le pidieron la cantidad aportada de 38.000 pesetas y Juan le pidió 50.000 pesetas que también se las pagó. Todavía quedaba un resto por pagar que abonó él al año siguiente.
 Estuvo con este camión unos 18 años. Después, tuvo un  Pegaso Súper Comet, y un Pegaso Mider otros 15 años. En total fueron 34 años de camionero. Han sido más de tres décadas desde 1970 hasta 2003, y afortunadamente, nunca ha sufrido accidentes provocados por él, si bien una vez, una furgoneta marca Mercedes, conducida por el llamado Rubio de Frailes, chocó contra él al quedarse el otro dormido. Esto fue a la altura de la gasolinera Puerto López.
Lo peor que ha cargado ha sido paja a grané. Acoplando unos pinchos al remolque se pisaba para que entrase más cantidad, pero se incendió con una crispas del tubo escape, y no quedó calcinado el camión gracias a la intervención de Antonio Martín “Malacabeza” y Enrique Zuheros Aguilera, quienes trabajaban en aquel momento para él.  Ha cargado leña desde Moriles. Los viajes  más largos eran a Málaga, Sevilla o Córdoba, donde iba casi todos los días, además de Jaén, haciendo sobre 200 km diarios. A veces no paraba e iba dos veces a Jaén o la Zubia, pues en aquella época no había tacómetros.
También entendía de mecánica, pues hizo con su hermano Arturo un curso por la PPO, que repetiría en la mili. La actividad de camionero la fue compaginando con la de agricultor. Estuvo 8 años de presidente en la cooperativa agrícola Ntra. Sra. del Rosario de Fuente Álamo y de vicepresidente otros 4 años, entorno al año 1984. Se quedó dos veranos encargado en el Bar de Paco, sin pagar alquiler, para mantener la actividad. Como casi todos los fuentealameños, también fue emigrante. En concreto estuvo en Suiza en 1974, en el Canto Grisones Island, pegando a Italia, en la montaña. También estuvo dos veranos en la hostelería en Playa de Aro, durante  de 1985 y 1986, donde tuve la suerte de tenerlo de compañero de trabajo.
Mantuvo la actividad como hemos dicho hasta el año 2003 en que padeció un infarto, estuvo 18 meses dando  partes de enfermedad cobrando el 75 por 100, hasta que a los 65 años le vino la paga completa. Siempre fue autónomo, a excepción de esas veces contadas.
En el 2008  tuvo problemas con el riñón y el 9 julio de 2014 se le pararon, ha estado a la espera de la donación de un riñón casi dos años, pasando tres días por la diálisis. Ahora se toma la vida bien, aquella situación le estaba comiendo, pero también es consciente de que hay otras cosas peores, y él nunca perdió la esperanza. Los días que pasaba por la máquina le hacían perder dos kilos en 4 horas. No cree que haya sido consecuencias del trabajo, fumaba un poco, y nunca ha abusado de la bebida. Lo cierto es que su vida solo dependía de un donante. Felizmente, en la madrugada de un día de finales del mes de mayo,  recibió una llamada del hospital, diciéndole que había un donante y que si quería ser trasplantado. No dudo, aunque nervioso y expectante por la noticia, con los recelos y precauciones debidas, comenzó a afeitarse y con la celeridad que requiere la ocasión, y acompañado de su mujer, se marcharon destino a Granada. El 31 de mayo de 2016 fue trasplantado de riñón, gracias a un donante que había fallecido, por lo que no tienía palabras de agradecimiento para esa persona y su familia y para todas las personas que había hecho que que volviera a renacer. Pero por desgracia un 21 de octubre de 2016, nos volvió a todos a la cruda realidad, todo fue un espejismo y Juan nos dejó para siempre. 
La caza era su deporte o afición principal. Afición que tomó desde que siendo un joven iba acompañando a las monterías al señorito Paquito Sierra, hasta que un día se hartó de ser mero acompañante y le pidió una escopeta, con tal suerte que mató un ciervo. Aún  conservaba  como recuerdo una percha hecha con las patas y las manos de la pieza. Recordaba que entre unos cuantos fuentealameños (Chele, Marcelino, Paco y Arévalo) compraron una máquina de montar cartuchos. Fue presidente del Coto de Casasola (Se creó en 1970, primer presidente Juanito Carrillo “Terreras”) cuando los cotos todavía estaban juntos. Recuerda que en su camión se transportaba a los cazadores desde el Puente Suarez por las Amoladeras hasta el cortijo de la Setilla. Lo del apodo “La Liebre” o El de “Liebre”, se lo adjudicó Justo Gutiérrez, “El Tío Bicho” y le viene de un día de caza que mató desde las Madrigueras en las Escombreras hasta llegar a Ardales 8 liebres (y 10 ó 12 perdices). Ante tal hazaña, Justo comenzó a publicar: “hay viene un tío que no puede con la caza, que baje un Land Rover”. Entonces fue Antonio “Gurufetes” a por él al Cortijo de los Martillo, cargando en un Land Rover las liebres. Por la noche, en el bar, no había otro cometario, y Justo se encargó de repetir: “Aquí viene el Tío de la Liebre”. Al día siguiente, trabajando en la construcción, también lo repetía,  hasta que se quedó con el apodo.
 Entre otras aficiones, le gustaba el Real Madrid, la brisca de compañeros, el chinchón y los toros, yendo a corridas en Priego y en Granada. Le gustaba también el flamenco, los pasodobles, Rafael Farina, Juanito Valderrama, Antonio Molina, Emilio el Moro y Antonio Machín.

Tiene dos hijos: Juan Javier y Elisabeth. Su hijo ha heredado la afición por el camión, aunque piensan que no tenía que haberlo cogido. De todas formas,  a él no le ha ido mal con el camión, pues ha sacado su casa adelante y no ha tenido emigrar, a excepción de los casos contados.

sábado, 9 de mayo de 2015

EL TRANSPORTE EN FUENTE ÁLAMO.



 I.-CAMINOS, CARRETERAS Y MEDIOS DE TRANSPORTE.

En las publicaciones sobre los baños de Ardales, en concreto en el “Tratado Completo de las Fuentes Minerales de España” de Pedro María Rubio de 1853 se decía: “los caminos que a Fuente Álamo conducen van de Granada, Córdoba y Jaén; son de herradura y en no muy buen estado”. “Por camino de herradura y con mala dirección, Fuente Álamo distaba 1/2 legua de Alcalá la Real, 7 leguas de Jaén, 9 leguas de Granada, 12 de Andújar y 63 de Madrid”.  En “Aguas minerales. Tratado de hidrología médica: con La guía del bañista y El mapa balneario de España” de Anastasio García López en 1869, sin embargo dice: “El viaje se hace fácilmente desde Alcalá la Real, que, como hemos dicho, dista sólo media legua”.
En los informes sobre los baños de Fuente Álamo en 1877,1878 y 1879 se reseñaba: “… pésimas condiciones de los caminos que conducen al establecimiento…” “…necesita en primer lugar una carretera que empalmara con la de Alcalá la Real, porque los caminos que hoy conducen al establecimiento son pésimos y peligrosos”. “…estos baños distan una legua larga de Alcalá Real a cuyo partido judicial pertenecen, por un camino de herradura de pésimas condiciones…”
Como se ha podido ver, tenemos en el siglo XIX una aldea de Fuente Álamo mal comunicada a través de caminos de herradura mal acondicionados, y que distaba una legua larga de Alcalá la Real. Pese a que en los primeros textos se decía que era media legua, este error puedo ser debido a que la legua no era una medida de longitud exacta.
En el apartado “Actualidad Postal y Telegráfica” del diario “El Globo” del lunes 5 de abril 1915, se refleja la creación de la primera conducción en carruaje desde Priego de Córdoba hasta Alcalá la Real, pasando por Almedinilla y Fuente Álamo. Podemos decir que es la primera línea regular de transporte que enlazaba Fuente Álamo con Alcalá la Real y Priego de Córdoba, llevando la correspondencia postal entre ambas ciudades pasando por la aldea o por sus inmediaciones.
Anteriormente, la conducción de la correspondencia era a caballo, que junto con los mulos y burros o carros tirados por ellos, fueron el medio de transporte más utilizado hasta primeros de los años 70 del siglo XX, y que se fueron sucediendo y simultaneando con las bicicletas y motos. Los caminos de herradura se fueron adaptando para el paso de los vehículos a motor, coincidiendo en muchas ocasiones por la misma vía, animales de carga con coches o motos. De esta manera, se producían algunos accidentes, como el que padecí en 1967 siendo un niño, cuando la furgoneta conducida en punto muerto por Antonio Puche, asombró a la mula “conducida” por mi padre en aquella Carretera de las Amoladeras.
 El Camino Real que enlazaba Fuente Álamo con San José de la Rábita, bordeaba la aldea por la Casa la Huerta, seguía detrás de la Casa de Antonio Castillo, continuaba Terrero abajo, cruzando Barranco Muriano, subía hasta la Piedra Gorda y cruzaba los llanos de San José de la Rábita. Por allí debió pasar el 8 de marzo de 1828 Washington Irving, según relata, su biógrafo, Stanley T. Williams: “El día siete llegaron a Castro del Río; el mismo día pernoctaron por la noche en Priego;…  Por la tarde, siguiendo el camino de Baena a Alcalá la Real,  pasaron  por la aldea de La Rábita. Se le hizo tarde, por que el sol se ponía por la Sierra de  la  Torre de la Solana y la  cumbres de la  Subbética cordobesa. El camino  pasaba por el barranco Moriana, dehesa de Fuente Álamo…”  Según refleja en su blog “Casas de Cabildo” el historiador Francisco Martín. Actualmente su trazado ha desaparecido casi en su totalidad, apenas quedan trozos transitables y en su lugar se han plantado olivos o han enraizado retamas. Era la vía de paso de ganado y de comunicación de personas, dirección a San José de la Rábita, donde después de la Guerra Civil se volvió a establecer el cuartel de la Guardia Civil y donde se encontraba el cementerio destinado para la inhumación de los fuentealameños. Asimismo, la iglesia de Fuente Álamo pertenecía a su parroquia. Es por eso que su tránsito era continuo, bien a pie o a lomos de una bestia, para ir a poner una denuncia o a declarar en el  cuartelillo, para pedir cualquier partida de bautismos, y sobre todo para hacer el último viaje camino al cementerio, y cumplir con el dicho: “¡Qué lástima, ya traspuso por la Piedra Gorda!”. Pero no solo se desaparecía por allí, sino que también te podías asomar por dicha piedra, no precisamente por haber resucitado, sino andando y con la caja a cuestas al volver de la emigración, después de dejar el tren en Alcaudete y el último enlace en San José. También se veía asomar al Párroco, a lomos de la mula que un hijo del Alcalde José Pedro conducía de reata o la pareja de la Guardia Civil a pie o a caballo.
Los caminos y veredas que conducían a Fuente Álamo eran de tierra pisada, y las carreteras de pequeñas piedras apisonadas, hasta que se modernizaron las infraestructuras a finales de los años setenta del siglo XX, produciéndose su asfaltado con alquitrán y gravilla. Será en los años 40 y 50 del siglo XX cuando se acondicione a base de piedra una carretera que enlazara Fuente Álamo con Alcalá la Real (JV-2237), que sería la principal vía de comunicación hasta los años 80. Era una carretera que no llegaba a 4 metros de anchura y tenía un recorrido de 7 kilómetros hasta enlazar con la carretera de Alcalá la Real-Monturque (actual A-339)  por el Bermejo. Estaba construida con pequeñas piedras compactadas, que al desprenderse  formaban enormes baches, y donde era habitual roturas de terreno entre el punto kilométrico 3 y 4, es decir desde el Peñón a las Pozuelas. Además, cuando se encontraban dos vehículos, se tenía que parar uno para darse paso, sobre todo el camión de Juani y el autobús escolar de Contreras. Actualmente forma parte de la Red Provincial de Vías de interés agrario (6,840 Km). La segunda vía de comunicación por carretera, tanto dirección a la Provincia de Córdoba, como hacia las aldeas vecinas de San José, La Rábita o las Grajeras, era la Carretera de las Amoladeras, más estrechas pero de similares características que la anterior.
En el antiguo Camino del Baño, a primeros de 2.008, se iniciaron las obras de intersección de la carretera A-339 con la aldea de Fuente Álamo (por el Baño), si bien sufrieron retraso en su ejecución. El inicio de las obras de mejora del enlace de la A-339 (Alcalá – Cabra) fue presentado por el propio delegado provincial de Obras Públicas, por aquel entonces D. José Valdivieso. Esta vía permitió un trayecto más corto y un acceso más directo con Alcalá la Real y Priego de Córdoba. Es actualmente la principal vía de comunicación.



II.-LOS PRIMEROS VEHÍCULOS A MOTOR EN FUENTE ÁLAMO
               Por aquellas carreteras de la posguerra apenas se transitaba, y sólo cada semana en las visitas que D. Francisco Serrano del Mármol “D. Paco” hacía a  sus posesiones, se podía ver su coche marca Mercedes, conducido por su chofer Joseíllo. Posteriormente, tras la muerte de “D. Paco” en 1959, su sobrino Francisco Sierra Muñoz “Paquito Sierra”, continuó con la tradición, y  con su Fiat Balilla de relucientes radios en las llantas, y después con su Citroën 2 CV, su Land Rover corto y largo, hasta con su SEAT 124 blanco, visitaba las tierras heredadas.  Mientras tanto, algunos de los fuentealameños de a pie podían ir comprando bicicletas o motos. Pues una bicicleta a finales de los años 50 costaba 2.000 pesetas, cuando el sueldo del campo estaba en torno a las 45 ó 50 pesetas. Las Lambreta, Guzzi, Cofersa, Ossa, Montesa, Iso, BMW, Ducati, Rovena, Vespa aparecían por aquellas carreteras, caso de Antonio Puche y Pepe Ramírez con una Cofersa; Crescencio Funes, Pepe Ibañez, BMW, 1,5 CV (1958); Antonio Fuentes (Iso), Manuel Arévalo, Pepe Aguilera (J-14515 de 1960), Rafael Aguilera y sus Ossa; Juan Pérez “Capullo” y Ceferino Aguilera, con una Montesa (1970). Marcelino consiguió una Lambreta, cambiándosela a “Dondin” por dos cochinos y una cabra, después tuvo una  Guzzi y una Ducati (matrícula J-45321 de 1968), José Pérez, Paco Jiménez, que todavía está guardada en alguna cochera, Antonio Jiménez, una Ossa,  la de Matías Bailón con sus alforjas para llevar el correo, Juan Ruiz, la Vespa azul de Manuel Jiménez y la del Coscojar con la que Arturo Aguilera ganó en una fiesta de los años 70 el concurso de motos lentos,  ect… y todo ello sin olvidar la Rovena de Domingo Martín “Minguito”. Los ciclomotores marca Derbi modelo Antorcha fueron llegando a Fuente Álamo ya iniciados los años 70, pero si alguno dejó su estela en el tiempo fue el de Antonio Moyano, quien pudo pasearse por aquellos carriles y carreteras, la mayoría de la veces en punto muerto, cerca de 40 años.
Para el servicio público, Julico Aguayo, “el de Sinforiano”, compró un coche Ford y después un Verfor. Un taxista apodado “Dondin” estuvo de alquiler en la casa de Mateo Pérez Lizana en 1963-1964, un poco alocado y  espeluznado, también estuvo un poco tiempo de taxista con un coche antiguo. Pero en el pueblo, el taxista oficial en los años 50 y 60 fue Crescencio Aranda el de Dionisia, que se apodaba “El Chofer”, y posteriormente sería Antonio Anguita “Braguetas” que con su SEAT 1500 hacía la ruta hasta Alcalá y Córdoba, y Antonio Arenas “Porruo”, un SEAT 1800, Renault 4L (atropelló a Luisito Valverde al gastarle una broma, empleando a Juan Aguilera y Matías Pérez para cubrir la ruta) y después con su furgoneta DKW, viajaba a diario hasta Alcalá la Real. También otros vehículos sin licencia prestaban igualmente esos servicios.
A mediados de los años 70, los particulares poco a poco pudieron adquirir vehículos, pues hasta el año 1974 sólo había una docena de coches en Fuente Álamo. Mira si serían extraños los coches, que incluso los niños confundían sus ruedas con cochinos, y Julito la Rosa, no tuvo otra idea que coger una cuchilla de zapatero que tenía su Tato Juanillo, y rajar las cuatro ruedas del Renault 4L de Matías Pérez, que guardaba en las leñeras que fueron de Faustino, como si de una matanza se tratase.  En esa docena de vehículos estaban el de Antonio Anguita, (SEAT 1500), Antonio Arenas (Mercedes Benz o DKW), Antonio Montes (Citröen 2 CV furgón, que apenas fue usado), Domingo Aguilera (SEAT Setra 600 furgón), José Ramírez (un Citroën y después un SEAT 1500), Teodoro Ibáñez (Citröen 2 CV), Antonio Fuentes (Citröen 2 CV furgón y después Renault-6), Matías Pérez (compró en 1970 Renault-4L, matrícula J-48310), José Aguilera (Renault-4L), Juan Ramírez (SEAT 600), Marcelino Pérez (SEAT 850-1973). Sobre 1971 ó 1972 se compraron dos Renault-8 a la vez, uno por Manuel Fuentes y otro por Ceferino Aguilera, Matías Bailón “Correo” (SEAT 133) y el llamativo Dyane 6 color naranja, descapotable, de José Carrillo, que tenía plaza hasta para cabra.

En cuanto a vehículos a motor de transporte, aparte del camión de D. Francisco del Mármol que era utilizado como servicio particular, sería el carromato de Antonio Anguita “Braguetas” el que se utilizaría para servicio público pese a su escasa vida, y posteriormente un camión para explotación de la cantera de arena. El camión marca Ebro D-700 con la primera cabina abatible, matrícula J-48012, llegó a Fuente Álamo a finales de 1969 y comenzó a prestar servicios los primeros días del mes de Enero de 1970. Fue comprado entre Juan Aguilera Castillo, “Juani”, Juan Pérez Vera “Capullo”, Eugenio Pérez Aguilera “Uge”, Justo Gutiérrez Sánchez “Justo de Leo” para la sociedad “Los Cuatro”, tal y como figuraba en su visera. Tras la disolución de la sociedad después de tres años, sería Juan Aguilera el propietario y el que continuaría como camionero al servicio público, siendo el medio transporte de todo tipo mercancías y personas durante más de dos décadas (70 y 80). Posteriormente Juan ha conducido otros dos camiones más durante casi otra década y media: un Pegaso Súper Comet, y un Pegaso Mider. En total 33 años hasta 2003. Continuará con la historia de este camionero…