lunes, 24 de septiembre de 2012

LA EMIGRACIÓN EN FUENTE ÁLAMO. III PARTE. JOSÉ PÉREZ PÉREZ



El tema de la emigración ha ido unido a Fuente Álamo, al igual que a otros muchos pueblos de Andalucía; sin embargo, tanto los destinos donde fueron llegando cada uno de nuestros paisanos, como las circunstancias por la que tuvieron que pasar, son particulares y  singulares. En el caso de Pepe tenemos una de esas singularidades, aunque con él siempre coincidieron diferentes grupos de paisanos, familiares o hermanos. Sería uno de los muchos ejemplos de fuentealameños que podríamos tomar, pero su caso es uno de los más significativos, pues ha trabajado como emigrante en todo cuanto hemos reflejado en los temas dedicados a la emigración en Fuente Álamo, a excepción del trabajo relacionado con la hostelería.  Centramos su estudio casi exclusivamente en el aspecto relacionado con la emigración, aunque es difícil separarlo de su vida personal, de la persona como emigrante, porque están solapadas y han caminado unidas durante casi 50 años.
Nació en Fuente Álamo-Alcalá la Real, meses antes del inicio de la Guerra Civil, en concreto el 27 de abril de 1936. Hijo de Matías y de Antonia, es el segundo de seis hermanos y el primero de los varones, con lo que ello suponía en la época en que le tocó vivir. Su éxodo personal comenzó con poco menos de año de edad teniendo que huir de la Guerra Civil y refugiarse junto con su familia en las aldeas vecinas de La Rábita y Las Grajeras.  Su padre estuvo en prisión por motivos políticos, cuando él tenía la corta edad de cinco años, por lo que hasta cumplidos los ocho fue el hombre de la casa. Tuvo que trabajar desde niño guardando cochinos y pavos, y en labores propias del campo en Fuente Álamo.
 Hecha esta introducción para conocer brevemente “su infancia”, podemos comenzar diciendo que con la edad de diecisiete años emigró por primera vez a la  provincia de Burgos, trabajando en la plantación y reforestación de pinos, ganando 12,50 pesetas diarias. Recuerda que entre los que le acompañaban, estaban sus primos Juanito y Manolo Jiménez y otros fuentealameños. Su otro primo Antonio Jiménez y Feliciano Pérez Vera, llegaron el segundo año, recién licenciados, dado que estos son de la quinta del 54, por lo que sería el año 1955. Emigraría tres o cuatro temporadas “a los pinos” hasta que fue llamado para incorporarse a filas en abril del 1958, pues es de la  quinta 57, sirviendo diecisiete meses en Madrid en la Base Militar “El Goloso”, en infantería motorizada. No desaprovechó el tiempo, y fue seleccionado juntos a otros militares para trabajar como extra en el rodaje de la película “Salomón y la Reina de Saba” que se estrenó en 1959, donde recuerda que les pintaban de rojo, les vestían con unos uniformes ceñidos al cuerpo y les hacían correr detrás de unos ejércitos a caballo. Esto también se puede considerar trabajo fuera de su pueblo, o emigración forzosa.
Después del Servicio Militar, soltó el petate e hizo de nuevo las maletas, marchándose junto con su hermano Matías a La Coronela (Burgos) a segar  pastizales, donde estuvo otras 2 ó 3 temporadas, entre los años 1960 a 1963.
Cambiaría de provincia a mediados de los sesenta y se marcharía a Seu d’Urgell (Lérida) a limpiar montes de pinos, trabajando en la serrería “Formesa” cortando madera de los pinos limpiados y  donde también el dueño tenía una vaquería, estando allí otras 2 ó 3 temporadas.
Se casó en Fuente Álamo el 14 de octubre de 1967 con Mercedes Ramírez con la que tiene 2 hijos, que fueron concebidos en los periodos no migratorios, o mejor dicho aprovechando unas pequeñas vacaciones del trabajo en Alemania. Por esto digo, que la vida personal y familiar estuvo muy ligada a la vida emigratoria.
En 1968 volvería a la provincia de Burgos una temporada, trabajando en la construcción y acondicionamiento de carreteras. Este sería un nuevo trabajo, que dejaría para retomar en 1972, después de un paréntesis en Alemania.
A Alemania llegó en el año 1969 en concreto a Colonia, desde donde  distribuyeron a todos los emigrantes a sus destinos. A él, junto con su hermano Matías y otros compañeros, lo destinaron a una  fábrica de “uralita”  <<Vohwink>> en Vohwinkel, donde trabajó dos años, hasta 1971. Pese a la dificultad del idioma, se adaptó mejor que su hermano Matías, y consiguió articular algunas palabras en aquel extraño idioma. De él aprendí a contar hasta diez en alemán.
En 1972 retomaría destino al “Norte” de España en concreto a las provincias de Burgos, Santander, Logroño y de nuevo al arreglo y acondicionamiento de carreteras, hasta 1976. Viajaba en el autobús del trágico accidente ya relatado de 1973, donde por suerte sólo sufrió pequeños cortes producidos por la multitud de cristales que se desprendieron.
Mediados los años setenta, ya junto con su esposa Mercedes Ramírez, sus hermanas Mariana, Dorotea y cuñados, además de sus dos hijos de corta edad, pues no tenían con quien quedarse en el pueblo, fueron a conocer el país vecino de Francia, donde en sus “tiempos libres” recolectaron fresa y manzanas durante 4 ó 5 temporadas. Es otro ejemplo de que su vida familiar estuvo unida a la emigración.
Después de escasos intervalos no migratorios, se dirigió a La Mancha, a la vendimia; en concreto a la Puebla de Almuradiel (Toledo). Fueron otras  3 ó 4 temporadas, acompañado ya de sus dos hijos, que también comenzaron a aprender a “hacer las maletas”. Heredando o cogiendo el camino que le marcaba “Papito”.
            Después de la vendimia aprendió la recolección bajo tierra del espárrago en Gurrea de Gallegó en la provincia de Huesca donde volvió 2 ó 3 temporadas, junto con su esposa y su hijo José Antonio.
            Se cortó la “coleta migratoria” en Lucena (Córdoba) en los años 90 en la recolección de aceituna.
            Para concluir con todos estos destinos y datos, debemos sumar las temporadas de siega y de aceituna en Fuente Álamo, que fueron desde niño hasta su jubilación, y sin contar las faenas agrícolas en las propiedades familiares, quedándole pensión de jubilación de España, Francia y Alemania. En todos los lugares por los que ha pasado, que como se puede ver han sido muchos, ha sido reconocido como un excelente trabajador y apreciado tanto por sus patronos, como por sus compañeros de trabajo.
Debido a problemas con sus tímpanos desde joven, perdió agudeza auditiva y se vale de un aparato audífono, que debido a los  pitidos que emitía, hizo que le sobrenombraran cariñosamente en Fuente Álamo como “Grillo”. Así que, si  Pepito Grillo era el personaje de Pinocho que representa la conciencia del muñeco de madera, Pepe “El Grillo”, representa la conciencia del emigrante fuentealameño.
De él podría decir muchas cosas como persona, pero si se pudiera destacar alguna, es la paciencia y serenidad para tratar las cosas en general y ahí también va incluido la laboriosidad y el cuidado en el trabajo realizado, aunque a veces, cuando algo no encajaba se le escapaba algún que otro “me cago en la hordiga”.
Como anécdota se podía contar que tenía un método infalible para aliviar el dolor de barriga de sus hijos pequeños. Así, cuando se encontraban en el campo y no había otros remedios o pastillas, solía recomendarles que parasen de trabajar, se tumbasen panza arriba y se colocaran un terrón grande de tierra encima de la barriga; curar no curaba, pero aliviaba un montón. ¡Eso del efecto psicológico! ¿Eh Joselillo?


Buen aficionado al toreo, le gusta la vida tranquila y ahora más por obligación, debido a las limitaciones físicas producidas por una parálisis parcial. 
El 23 de julio de 2017, no dijo adiós, después de ocho años de padecimientos. Siempre estarás en la memoria de este pueblo que te vino nacer y todo lo aquí contando. Descansa en paz

1 comentario:

  1. Que bonito, en una de esas fotos estoy jo, y Angelitas, con 10 añitos

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