lunes, 24 de septiembre de 2012

LA EMIGRACIÓN EN FUENTE ÁLAMO. III PARTE. JOSÉ PÉREZ PÉREZ



El tema de la emigración ha ido unido a Fuente Álamo, al igual que a otros muchos pueblos de Andalucía; sin embargo, tanto los destinos donde fueron llegando cada uno de nuestros paisanos, como las circunstancias por la que tuvieron que pasar, son particulares y  singulares. En el caso de Pepe tenemos una de esas singularidades, aunque con él siempre coincidieron diferentes grupos de paisanos, familiares o hermanos. Sería uno de los muchos ejemplos de fuentealameños que podríamos tomar, pero su caso es uno de los más significativos, pues ha trabajado como emigrante en todo cuanto hemos reflejado en los temas dedicados a la emigración en Fuente Álamo, a excepción del trabajo relacionado con la hostelería.  Centramos su estudio casi exclusivamente en el aspecto relacionado con la emigración, aunque es difícil separarlo de su vida personal, de la persona como emigrante, porque están solapadas y han caminado unidas durante casi 50 años.
Nació en Fuente Álamo-Alcalá la Real, meses antes del inicio de la Guerra Civil, en concreto el 27 de abril de 1936. Hijo de Matías y de Antonia, es el segundo de seis hermanos y el primero de los varones, con lo que ello suponía en la época en que le tocó vivir. Su éxodo personal comenzó con poco menos de año de edad teniendo que huir de la Guerra Civil y refugiarse junto con su familia en las aldeas vecinas de La Rábita y Las Grajeras.  Su padre estuvo en prisión por motivos políticos, cuando él tenía la corta edad de cinco años, por lo que hasta cumplidos los ocho fue el hombre de la casa. Tuvo que trabajar desde niño guardando cochinos y pavos, y en labores propias del campo en Fuente Álamo.
 Hecha esta introducción para conocer brevemente “su infancia”, podemos comenzar diciendo que con la edad de diecisiete años emigró por primera vez a la  provincia de Burgos, trabajando en la plantación y reforestación de pinos, ganando 12,50 pesetas diarias. Recuerda que entre los que le acompañaban, estaban sus primos Juanito y Manolo Jiménez y otros fuentealameños. Su otro primo Antonio Jiménez y Feliciano Pérez Vera, llegaron el segundo año, recién licenciados, dado que estos son de la quinta del 54, por lo que sería el año 1955. Emigraría tres o cuatro temporadas “a los pinos” hasta que fue llamado para incorporarse a filas en abril del 1958, pues es de la  quinta 57, sirviendo diecisiete meses en Madrid en la Base Militar “El Goloso”, en infantería motorizada. No desaprovechó el tiempo, y fue seleccionado juntos a otros militares para trabajar como extra en el rodaje de la película “Salomón y la Reina de Saba” que se estrenó en 1959, donde recuerda que les pintaban de rojo, les vestían con unos uniformes ceñidos al cuerpo y les hacían correr detrás de unos ejércitos a caballo. Esto también se puede considerar trabajo fuera de su pueblo, o emigración forzosa.
Después del Servicio Militar, soltó el petate e hizo de nuevo las maletas, marchándose junto con su hermano Matías a La Coronela (Burgos) a segar  pastizales, donde estuvo otras 2 ó 3 temporadas, entre los años 1960 a 1963.
Cambiaría de provincia a mediados de los sesenta y se marcharía a Seu d’Urgell (Lérida) a limpiar montes de pinos, trabajando en la serrería “Formesa” cortando madera de los pinos limpiados y  donde también el dueño tenía una vaquería, estando allí otras 2 ó 3 temporadas.
Se casó en Fuente Álamo el 14 de octubre de 1967 con Mercedes Ramírez con la que tiene 2 hijos, que fueron concebidos en los periodos no migratorios, o mejor dicho aprovechando unas pequeñas vacaciones del trabajo en Alemania. Por esto digo, que la vida personal y familiar estuvo muy ligada a la vida emigratoria.
En 1968 volvería a la provincia de Burgos una temporada, trabajando en la construcción y acondicionamiento de carreteras. Este sería un nuevo trabajo, que dejaría para retomar en 1972, después de un paréntesis en Alemania.
A Alemania llegó en el año 1969 en concreto a Colonia, desde donde  distribuyeron a todos los emigrantes a sus destinos. A él, junto con su hermano Matías y otros compañeros, lo destinaron a una  fábrica de “uralita”  <<Vohwink>> en Vohwinkel, donde trabajó dos años, hasta 1971. Pese a la dificultad del idioma, se adaptó mejor que su hermano Matías, y consiguió articular algunas palabras en aquel extraño idioma. De él aprendí a contar hasta diez en alemán.
En 1972 retomaría destino al “Norte” de España en concreto a las provincias de Burgos, Santander, Logroño y de nuevo al arreglo y acondicionamiento de carreteras, hasta 1976. Viajaba en el autobús del trágico accidente ya relatado de 1973, donde por suerte sólo sufrió pequeños cortes producidos por la multitud de cristales que se desprendieron.
Mediados los años setenta, ya junto con su esposa Mercedes Ramírez, sus hermanas Mariana, Dorotea y cuñados, además de sus dos hijos de corta edad, pues no tenían con quien quedarse en el pueblo, fueron a conocer el país vecino de Francia, donde en sus “tiempos libres” recolectaron fresa y manzanas durante 4 ó 5 temporadas. Es otro ejemplo de que su vida familiar estuvo unida a la emigración.
Después de escasos intervalos no migratorios, se dirigió a La Mancha, a la vendimia; en concreto a la Puebla de Almuradiel (Toledo). Fueron otras  3 ó 4 temporadas, acompañado ya de sus dos hijos, que también comenzaron a aprender a “hacer las maletas”. Heredando o cogiendo el camino que le marcaba “Papito”.
            Después de la vendimia aprendió la recolección bajo tierra del espárrago en Gurrea de Gallegó en la provincia de Huesca donde volvió 2 ó 3 temporadas, junto con su esposa y su hijo José Antonio.
            Se cortó la “coleta migratoria” en Lucena (Córdoba) en los años 90 en la recolección de aceituna.
            Para concluir con todos estos destinos y datos, debemos sumar las temporadas de siega y de aceituna en Fuente Álamo, que fueron desde niño hasta su jubilación, y sin contar las faenas agrícolas en las propiedades familiares, quedándole pensión de jubilación de España, Francia y Alemania. En todos los lugares por los que ha pasado, que como se puede ver han sido muchos, ha sido reconocido como un excelente trabajador y apreciado tanto por sus patronos, como por sus compañeros de trabajo.
Debido a problemas con sus tímpanos desde joven, perdió agudeza auditiva y se vale de un aparato audífono, que debido a los  pitidos que emitía, hizo que le sobrenombraran cariñosamente en Fuente Álamo como “Grillo”. Así que, si  Pepito Grillo era el personaje de Pinocho que representa la conciencia del muñeco de madera, Pepe “El Grillo”, representa la conciencia del emigrante fuentealameño.
De él podría decir muchas cosas como persona, pero si se pudiera destacar alguna, es la paciencia y serenidad para tratar las cosas en general y ahí también va incluido la laboriosidad y el cuidado en el trabajo realizado, aunque a veces, cuando algo no encajaba se le escapaba algún que otro “me cago en la hordiga”.
Como anécdota se podía contar que tenía un método infalible para aliviar el dolor de barriga de sus hijos pequeños. Así, cuando se encontraban en el campo y no había otros remedios o pastillas, solía recomendarles que parasen de trabajar, se tumbasen panza arriba y se colocaran un terrón grande de tierra encima de la barriga; curar no curaba, pero aliviaba un montón. ¡Eso del efecto psicológico! ¿Eh Joselillo?


Buen aficionado al toreo, le gusta la vida tranquila y ahora más por obligación, debido a las limitaciones físicas producidas por una parálisis parcial. 
El 23 de julio de 2017, no dijo adiós, después de ocho años de padecimientos. Siempre estarás en la memoria de este pueblo que te vino nacer y todo lo aquí contando. Descansa en paz

viernes, 21 de septiembre de 2012

AGRICULTURA, GANADERÍA Y MINERÍA EN FUENTE ALAMO

EL CAMPO DE FUENTE ALAMO


PRIMERA PARTE.

    Como cuestión previa, debo decir que no intentaré con esta entrada hacer un estudio demasiado técnico, con datos actuales, pues no hay más técnico en la materia que el propio agricultor o cabrero, que viven “in situ” el día a día y al que se le han transmitido los conocimientos de generación en generación.
     Encontramos los primeros datos sobre el terreno del partido de campo de Fuente-Álamo en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Volumen VIII, Edición de 1830,  escrito por Pascual Madoz, en su  página 223, y dice: “El terreno de su campo es en lo general de inferior calidad, aunque hay algunos pedazos buenos y tiene muy poco arbolado.”


Prosiguiendo con los datos obtenidos del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, de Pascual Madoz (pag. 390), y “lo más aproximado que se puede”, dice que el Caudal de Propios que Fuente Álamo aportaba al Ayuntamiento de Alcalá la Real era de 36 suertes de tierra, que componían 259 fanegas, entendemos que básicamente sería el Cortijo de Clavijo, el cual perteneció al Ayuntamiento de Alcalá la Real hasta finales de los años noventa, que fue en principio dividido en parcelas en régimen de arrendamiento y posteriormente vendido a los aparceros. Los requisitos que se establecieron para el arrendamiento eran el estar empadronado en Fuente Álamo, no poseer en propiedad tierra superior a una fanega y el pago de una pequeña renta. La posterior venta se realizó al precio tasado por el Ayuntamiento con carácter unitario por fanega.

   En páginas sucesivas dice el mismo Diccionario, que en Fuente Álamo no había ninguna fanega de primera clase, de segunda clase  habían 600 fanegas de secano y 200 fanegas de monte y de tercera clase 900 fanegas de secano y 300 de monte, total 2.000 fanegas, sin que hubiera alguna de riego, viña u olivar;  en toda la comarca de Alcalá la Real había sólo dos molinos de aceite, uno en Alcalá y otro en Santa Ana. En Fuente Álamo tenemos conocimiento del primer molino de aceite productivo al finalizar la Guerra Civil.
Fuente Álamo era a mediados del siglo XIX, un partido de campo eminentemente productor de grano, dos terceras partes (1.500 fanegas) del terreno era tierra de secano, tierra calma en donde se sembraba fundamentalmente trigo, cebada, escaña, habas, garbanzos, lentejas, yeros, gijas, habichuelas, maíz. En los años cuarenta del siglo XIX había dos molinos harineros en La Rábita y uno en La Hortichuela, que eran los lugares donde se molía el grano de Fuente Álamo, pues hasta principios de siglo XX no contó con molino harinero.  La otra tercera parte (500 fanegas) era tierra de monte destinada a la producción de bellota para el ganado y al pastoreo de ovejas, cabras y cerdos. Prueba de ello es el nombre de los cortijos Coscojar Alto y Bajo o Fuente de la Encina Alta y Baja, pues era la coscoja,  planta similar al chaparro, chaparra, carrasquilla o carrasquizo, una especie de arbusto predominante en la zona. Asimismo si preguntamos a los mayores de la aldea casi todos recuerdan como de pequeños estuvieron guardando cochinos, unos eran de los señoritos y otros propios de la economía familiar.             
                La producción de grano también lo atestigua la cantidad de eras para la trilla situadas en cada uno de los cortijos que rodeaban el partido de campo e incluso en lo que actualmente es el centro de la aldea, así en la parte baja estaba la era de Pepe Aguilera,  Luis Montes, o de Brígido Ruiz, en la parte alta  la de Manolillo Fuentes, Lázaro García, Manolito González, Lore Ibáñez, Cortijillo, a las afueras las tres eras de La Torre, el Praillo, Enfrente, La Sangradera, Cuatrovientos, Clavijo, por nombrar algunas, si bien como hemos dicho anteriormente cada pequeño o gran cosechero tenía su propia era, y el que no la poseía, solicitaba el prestado temporal y con la sola obligación de dejarla limpia.
               Asimismo el asociacionismo en Fuente Álamo en los años treinta lo representaba la Sociedad Obrera de Trabajadores de la Tierra «La Espiga Floreciente», ya el nombre de la sociedad, da a entender cual era la actividad principal en los años anteriores a la Guerra Civil, y que ha sido objeto de estudio en otra entrada.
               El inicio de la Guerra Civil paralizó de alguna forma la actividad productiva, a lo que se unió los malos años, como el de 1945, “año de hambre” debido que la lluvia no acompañó y además, casi todas las tierras, estaban en manos terratenientes.
               En los años posteriores a la Guerra Civil los “destajos” más grandes o grandes latifundios eran el de D. Francisco Serrano del Mármol “Don Paco”, quien en una época tenía en propiedad el Coscojar Bajo, las propiedades que después donaría a la SAFA, además del Ruedo y otras pequeñas parcelas como la Erilla, en el Peñón, ect, y en régimen de arrendamiento el Coscojar Alto y el Cortijo de Pineda, de tal forma que empleaba diariamente más de dieciocho personas entre gañanes y cabreros y además a familias que estaban fijas como las de los encargados, Blas Zamora, Matías Cándido, con sus niñas, o Juan Aguilera “Gazpacho” que era el guarda, y su hijo Antonio Aguilera que cada día tenía que llevar a Alcalá la Real en un carro, la leche producida por la cabras. Don Paco creó su propio molino de aceite en la zona de la Torre. Posteriormente con la muerte del Sr. Serrano en 1959,  su sobrino Paquito Sierra, se haría cargo de la explotación de todas las tierras hasta que su tía Dª. Casilda Sierra Montañez, esposa del Sr. Serrano, donara a la SAFA parte de las propiedades, el Coscojar Alto perteneciente a un asilo de Priego de Córdoba fue arrendado a una familia del Castillo de Locubín, formándose “destajo menores” como el nombrado de “Los Curas” propiedad de la SAFA, además de la “Casilla Magarzo” de la Sra. Dabán Sánchez-Cañete, La Cabrera, La Loma del Virote, de la familia Sánchez-Cañete, La Solana, de la familia Sánchez-Cañete, Clavijo del Ayuntamiento de Alcalá la Real, dedicado éste último más a la producción de grano. Cada uno de estos “cortes”, en la época de la recolección de la aceituna podía emplear durante 60 días a una decena de familias, pues era el cabeza de familia, el que formaba su propia cuadrilla, cuando era al ajuste.


   El terreno de Fuente Álamo lo han clasificado nuestros antepasado fundamentalmente en tres categorías teniendo en cuenta la simple visualización del terreno, la producción que daba el mismo y sin hacer ningún análisis de las composición del suelo,  así tenemos en la parte baja de la aldea lo que se llama “tierra recia”, es un terreno arcilloso y yesos muy necesitada de agua pues apenas retiene la humedad, formándose en otras épocas grandes “húmedos” ó “derretieros” y que sirvió durante mucho tiempo para la siembra de grano y después, alcaparra;  la “tierra colorada” arenosa y piedra, de la parte alta que forma el monte hasta La Coronilla, rica en hierro y más fresca, de poca profundidad lo que hace que el olivo le cueste su adaptación en la parte alta del cerro; y la “tierra blanca” formada por  arcillas que rodea la anterior y la de más calidad y de mejor labranza para la plantación de olivar, que últimamente ha permitido incluso la plantación de cerezos.

viernes, 14 de septiembre de 2012

FENÓMENO DE LA EMIGRACION EN FUENTE ÁLAMO. II PARTE

LA EMIGRACIÓN EN FUENTE ÁLAMO DESPUÉS DE  LOS AÑOS SESENTA

Aniquilla, Loli, Merce y amigas extranjeras  en Hotel Mercé (Pineda de Mar) 1977)
SEGUNDA PARTE
  Un hito muy importante en la emigración en Fuente Álamo se produjo en el año 1973, fue a raíz de la captación de una docena de jóvenes fuentealameños y grajereños, para trabajar en la planta cervecera que la marca Skol tenía en Breda (Gerona), entre ellos Francisco Pérez, Juan y Vicente Aguilera, Pedro y Rafael Arenas, Aurelio Vera, Antonio Pérez, ect…  y que por diversos motivos, entre ellos el ir tres menores en la expedición o no aceptar las condiciones en la contratación y el lugar de alojamiento, hizo que exploraran la geografía catalana, llegando hasta Playa de Aro o a Pineda de Mar, pese a que tuvieron que regresar la mayoría, ello supuso, en el caso de los que se quedaron, poner una pica en esas zonas, acarreando después a otros familiares.
Paco, Pedro, Quisco y Antonio de camarero en Costa Brava 1978

   Durante las décadas de los setenta y ochenta la salida hacia la Costa Brava, la Costa del Maresme y Costa Dorada para trabajar en actividades relacionadas con la  hostelería y el turismo fundamentalmente extranjero, durante la temporada de verano, reclamado por algún familiar que ya se encontraba colocado, fue masiva, e hizo que los fuentealameños nos especializáramos en profesiones nuevas como la de  camarero, cocinero, ayudante de cocina, mantenimiento y limpieza de hoteles y camping. Aprendimos a chapurrear en varios idiomas, palabras relacionadas con el turismo o palabras que nos sirvieran para ligar con las o los guiris. Podemos decir que produjo un cambio radical en las familias de Fuente Álamo, los jóvenes conocieron nuevos mundos en el ámbito profesional, cultural y sentimental, fueron varios y varias jóvenes que establecieron relaciones sentimentales con extranjeros, e incluso algunos rompieron con sus novias o novios de toda la vida. También supuso la incorporación masiva de la mujer al trabajo emigratorio, pues anteriormente la mujer se quedaba en Fuente Álamo, porque los trabajos eran especialmente duros y más apropiados para el hombre, de tal forma que la hostelería abrió los caminos en todos los sentidos a la mujer fuentealameña, hasta tal punto que algunas aldeanas mayores no consideraban apropiado, el que sus hijas se fueran a trabajar a esas zonas tan liberales y las críticas infundadas a las jóvenes que emigraban eran las propias del atraso en que estaba metida la aldea.
Colección cerillas de la Costa Brava. 1980
Quisco, Domingo, Juan y otro en "Mas Candell" Playa de Aro. 1985

En muchos casos estas emigraciones temporales resultaron ser definitivas, se quedaron a vivir en la zona para siempre, siendo sus hijos catalanes e integrados totalmente en una cultura, que hay qu e decir, se nos resistió, sobre todo porque no se entendía o no se quería entender otro idioma que no fuera el castellano, con la excepción de los idiomas extranjeros. Lo de “Suc de toronja”  fue bueno, eh Marc?
          También en algunos casos el rechazo venía de los propios catalanes, y nos impactaba muchos ver pintadas aisladas en las carreteras donde se podía leer “andalusos fora”.
Fuentealameño de adopción de jefe de barra.

 Las condiciones de trabajo no eran realmente tal y como se contaba cuando se regresaba, si bien, las condiciones eran menos duras a lo que estaban acostumbrados en la vendimia, en la plantación de pinos o en acondicionamiento de carreteras donde se hacía casi todo manual, lo cierto es que se echaban muchas horas y que algunos casos la habitabilidad de los lugares que la empresa hotelera proporcionaba al trabajador no reunía las mejores condiciones, en muchos casos los sótanos de los propios hoteles, donde la humedad y las goteras eran compañeras del corto sueño, pues no había en muchos casos, ni día de descanso. El emigrante tenía que aguantar en estas condiciones pues al gasto de viaje y preparativos que suponía el marcharse, había que sumar el problema de no tener dinero para el viaje de regreso y no sólo eso, sino los prejuicios que había en la aldea, pues no se entendía que no se aceptaran las condiciones con las necesidades que había en las casas y el volver suponía un cierto fracaso del joven que buscaba trabajo y su reputación laboral quedaba marcada, injustamente, en una sociedad rural acostumbrada a pasar dificultades.
         Era habitual que en las vacaciones de veranos volviesen los emigrantes ya establecidos definitivamente en Cataluña, para visitar a los familiares que les quedaban en la aldea y aprovechasen para llevarse aceite, salchichones, chorizos, ect… por lo que cariñosamente se les llamó “limpiaorzas”.
            En Navarra, en la recolección de espárragos, en los años ochenta se aprendió un nuevo sistema de cultivo bajo tierra, era una emigración de personas de distintas familias que formaban un  gran grupo humano.
           A La Macha, a la vendimia, en destinos entre otros, como Puebla de Almuradiel, Corral del Magret, Arenas de San Juan, ect…, fuimos a parar durante los años ochenta diferentes grupos de ambos sexos y que establecimos también grandes lazos de convivencia y amistad, donde las bromas entre los jóvenes eran constantes, (se le recomendó a Juan Carlos q.e.p.d., que había que tragar el líquido de enjuague bucal para el dolor de muelas y sino aguantas la broma, vete; eh, Felix?), y donde dormíamos 10 ó 12 vendimiadores en la misma habitación y alguno “hecho un cuatro” en el nicho. Tras la queja de los fuentealameños, por haber echado la cocinera manchega al arroz, la cabeza del conejo sus respectivas orejas y ojos, el arroz con pollo se convirtió en la dieta diaria de los vendimiadores, en donde los turnos para entrar a la sartén se sucedían, a la vez que salían las moscas y solía quemarse el “cielo de la boca” el primer día y así estaba hasta el final de la temporada o por el contrario “te quedabas con la boca abierta” mientras esperabas que se enfriara el arroz. 
    Estas emigraciones en ocasiones no eran rentables, pues los gastos de los jóvenes eran superiores a los ingresos y en a veces apenas quedaba dinero para el viaje de vuelta, de tal forma que el tren los dejaba en Alcaudete y asomaban por la Piedra Gorda andando y con la maleta a cuestas, sino que se lo digan a Francisco Pérez “Quisco”.
     La prolongación de la temporada de aceitunas se solía hacer en Lucena (Córdoba), donde aprendimos nuevos términos para llamar a los utensilios, como  “zaranda” a la  criba, la “cisca” a la vara larga para derribar las aceitunas que quedan muy altas,  el “zueco”, a la base del troncón del olivo, ect…El vino de la Venta del Contadero era peleón. Pedro Luis, el niño del patrón, era el medio de regañar a los demás obreros, pues cuando le decía, Pedro no hagas esto o lo otro, ya sabíamos los demás lo que teníamos que hacer o no hacer.
   La emigración a países europeos fue fundamentalmente a Alemania, Suiza y Francia, en el primer caso eran emigraciones más largas en el tiempo, mientras que a Francia era de temporeros de ambos sexos que iban a la uva, fresa o manzana, y que el idioma no fue un gran problema, puesto que eran por grupos de fuentealameños y la comunicación era entre ellos, pero en momentos puntuales como para pedir huevos al patrón tenían que llevar el huevo en la mano.
     Se podrían contar miles de anécdotas como la ocurrida a Mercedes Ramírez y a Mariana Pérez, que estando cortando fresa en Francia, se levantó una tormenta, por lo que la patrona les llamaba diciéndoles “là-bas”, là-bas”, entendiendo ellas que la patrona quería que fueran a lavar y además con lo que estaba cayendo.  
        El saber idiomas te puede salvar de una tormenta.
             El caso de Pedro Cervera Ortega, que en el  trasbordo de trenes en la frontera francesa, veía como todo el mundo corría para coger el nuevo tren francés, pero él que estaba un poco sordo no sabía el motivo de la estampida, y a la vez que corría, sólo dijo: “como esto no sea ná, a otro no, pero a mi sobrino Eduardillo, le voy a dar una”.
        El caso era echarle la culpa, de lo que pasase al más joven.
        Dicen que el Antonio Ortega “Cojo Rayo” se fue a trabajar fuera unos meses y cuando volvió en bicicleta y con gafas de sol, al llegar a la curva de Hoya Vázquez, situada a unos cien metros de Fuente Álamo, preguntó con cierta guasa a Teodora Pérez Vera: ¿Señora, queda mucho para llegar a Fuente Álamo?  Respondiendo Teodora: Cojo vete a la m….”
    Lo que hace el cambiar de aires, hasta se pierde la memoria.

               Esta entrada queda abierta a todos los fuentealameños que quieran contar su experiencia emigratoria, que a través de los comentarios que quieran realizar se irá ampliando y enriqueciendo la historia.

Postal  de los años sesenta enviada por emigrante en Barcelona a su familia en Fuente Álamo.


viernes, 7 de septiembre de 2012

ILUSTRES DE FUENTE ÁLAMO: “SANTI, EL ALCALDE”


SANTIAGO CANO MUÑOZ

 

  Alcalde pedáneo de Fuente Álamo (1.974-2.000).

Nació el 4 de octubre de 1928, en la aldea vecina de El Carchelejo-Alcaudete, se crió en el seno de una familia numerosa, siendo uno de los diez hijos, si bien, dos niñas mellizas murieron con corta edad.
            La Guerra Civil le cogió a la corta edad de 8 años, en la zona nacional, teniendo que huir con su familia a zonas de Baena, Bujalance, Cañete de las Torres y hasta la Venta de los Agramaderos, donde recuerda, que un tal Antoñico El Corcho, dio trabajo a su padre.
            Desde muy joven y ya terminada la Guerra Civil trabajó siempre en el campo, y como él mismo reconoce ha sido su afición principal, pues considera la agricultura como una afición, siempre ha tenido hortaliza y árboles frutales, criado pencas, injertado almendros y otros árboles y desde que tenía 14 años ya talaba olivos, siendo junto con la recolección de aceitunas su medio de vida y  profesión.
 Siempre estuvo rodeado de animales de carga como mulos y yunta de bueyes. Los  caballos es otra de sus pasiones.
            Prestó el servicio militar durante dieciocho meses, entre los años 1948 y 1949, haciendo el campamento durante tres meses en Ribas de Freser, provincia de Gerona y en Seu d ‘Urgell, el resto de la prestación militar.
            Se casó en el año 1961 con María Haro Cuenca, con la que ha tenido cinco hijos. En dicho año fue cuando se estableció en el término de Fuente Álamo, viviendo de alquiler primeramente en la casilla de Patrocinio y en otras casas alquiladas de Fuente Álamo, hasta finales de los sesenta no se asentaría en la casa que actualmente reside y que sería la alcaldía, más de un cuarto de siglo.



Compró a Blas Zamora terrenos en el Barranco Muriano, de olivos, viña  y fue plantando frutales, almendros y hortalizas, siendo estos terrenos su medio de vida y de distracción hasta que sus hijos se han hecho cargo.

En unos años en que los avances no llegaban a la aldea, y la misma estaba sometida a una dejadez política, sobre el año 1974, por recomendación de los padres y a través de los niños que estudiaban en Colegio Nacional Comarcal nº 3, El Coto, propusieron al alcalde de Alcalá Real por aquel entonces D. Francisco Gallego Marchal, director del colegio, a Santiago como alcalde pedáneo, quien le comentó que pese a los años de dictadura que aún corría, le nombraría alcalde pedáneo, si bien, había una candidatura propuesta por el anterior alcalde pedáneo D. José Pedro Aguilera. La propuesta le convenció, de tal manera que ha llegando a ejercer el cargo durante veintiséis años, con una breve interrupción de unos meses, en año 1979 y que según él, aprovechando una enfermedad con ingreso hospitalario de trece días, el concejal electo D. Pedro Pareja Anguita de PSOE, propuso y fue nombrado alcalde Antonio Pérez Pérez, como una facultad que tenía y tiene el alcalde de Alcalá la Real. Dicha decisión fue revocada tras la celebración de un referéndum celebrado en la escuela y ante el propio alcalde de Alcalá la Real D. José Marañón Barrios. A finales de 1999 presentó su dimisión al alcalde D. Juan Canovaca, por motivos de salud, en concreto con las piernas y el 1 de Enero de 2.000 cesó en el cargo.

            Se puede decir que como alcalde pedáneo ha ocupado su cargo, durante los últimos años de la Dictadura de Franco, La Transición a la Democracia, y gobernando la alcaldía el PSOE en Alcalá la Real. Reconoce con orgullo que él siempre ha sido independiente políticamente, pese a que simpatizó con la UCD de Adolfo Suárez.

Durante su largo mandato se hicieron muchas obras en Fuente Álamo,  se arreglaron carriles con el paro, el primero de ellos, que aún guarda documentación, fue el carril del Cerro, se asfaltó la carretera de Las Amoladeras, se instalaron las farolas para el alumbrado público, se construyó el deposito agua, se transvasó el agua de La Rábita, así como asfaltado calles y la construcción del campo de fútbol, y dice, que las obras de intersección de la carretera A-339 con la aldea de Fuente Álamo, carretera del Baño, estaba aprobada  desde 1991, participando en los trámites para su solicitud. A primeros de 2.008 se iniciaron estas obras.
En sus peticiones no tenía reparo e iba donde hiciese falta, así se presentó a hablar, sin previa audiencia, con el Gobernador Civil de Jaén, para exponerle el tema del agua de la Rábita. Dice que lo que ha pedido nunca le han negado nada y que siempre se ha llevado bien con todos.
Reconoce que como situaciones más difíciles que le tocaron vivir como alcalde el tener que denunciar al grupo de mujeres de La Rábita que impedía la realización de trabajos para la conducción del agua desde esa aldea hasta Fuente Álamo, teniendo que intervenir la Guardia Civil.
También fue difícil el enfrentamiento con los cabreros que pretendían abrevar el ganado en el pilar, pese a las quejas de los vecinos y que reconoce que dicha situación no le acobardó, sino que le sirvió para toma fuerzas para seguir adelante como alcalde de la aldea.
Estuvo durante 14 años como tesorero y un año como presidente de la Cooperativa Ntra. Sra. de Rosario.
Siempre fue neutral ante las críticas políticas y se mantuvo al margen.
Como aficiones a las ya dichas hay que unir el estar bien informado y la caza menor, en otros tiempos.
No ha tenido enfermedades graves y con excepción de la operación de rodillas, que le ha supuesto cierto rejuvenecimiento.
Cuenta como su gran proeza la de haber obtenido el carné de conducir con más de sesenta años, conduciendo en la actualidad.
Actualmente a sus 84 años de edad continua con su afición principal que es el criar hortalizas y el cuidado de frutales.

domingo, 2 de septiembre de 2012

FENÓMENO DE LA EMIGRACIÓN EN FUENTE ÁLAMO. I PARTE

LA EMIGRACIÓN EN FUENTE ÁLAMO

 Juanito Lagares, Manuel, Matías, Salvador, Santiago, niño, y José, en La Coronela (Burgos)

PRIMERA PARTE

               Después de la agricultura, se puede considerar los ingresos procedentes de la emigración como el segundo medio de vida de los fuentealameños, pues ha permitido que las familias puedan prosperar económicamente, además de social y culturalmente, reinvirtiendo dichos ingresos en la mejora o adquisición de viviendas y sobre todo en la compra de parcelas de olivos. Supuso la entrada de “divisas” y la posibilidad de que los fuentealameños pudieran acabar con grandes latifundios, como el de “La Casilla” o adquirir la propiedad de los arrendamientos del cortijo de Clavijo,  por lo que ambas actividades han estado interrelacionadas, y a medida que la actividad agraria por cuenta propia fue aumentando, la emigración ha ido disminuyendo.
               No tenemos constancia de que tras la Guerra Civil se marchasen familias por motivos políticos, sino que la convivencia fue pacífica, pese a los arrestos y apresamientos, pues algunos fueron arrestados y metidos en prisión o desterrados por motivos políticos, como Vicente Aguilera, por defender ideas contrarias al franquismo, y en otros casos, no fueron las causas políticas, sino que a las dificultades económicas se le unieron otras circunstancias de tipo social, como el haber muerto el marido o el padre en circunstancias no claras o el señalar de forma indirecta como “rojos” o contrarios a las ideas franquistas, o en definitiva, el estar marginado o lo que es peor “estar señalado” y sobretodo injustamente, pues todos los “delitos” cometidos estaban relacionados con el hambre, en otros casos, el llevar una vida sometida a la crítica continua e infundada y estar en boca de los demás, en una sociedad rural atrasada y llena de perjuicios morales.
               Si bien, desde los años cuarenta y cincuenta hubo emigraciones temporales  a la Campiña Cordobesa, para la siega, el fenómeno migratorio propiamente dicho, comenzó como en toda Andalucía, en los años sesenta; fueron en algunos casos familias completas, arrastradas por el familiar que había hecho de avanzadilla, las que salieron destino a Cataluña, País Vasco, Navarra, Madrid, Valencia o a otras zonas de Andalucía y a países como Alemania, Francia o Suiza.
               El perfil del emigrante fuentealameño fue evolucionando como las maletas que llevaba consigo, desde las de madera,  cartón piedra y tela, cuero, lona o de plástico, y que como él, viajaron por todos los lugares mencionados anteriormente, y a veces con diferente acompañante, pues servían para todos los hermanos y primos de una misma familia, y el término “hacer las maletas” sólo significaba, emigración, que en unos casos era temporal y en otros resultó ser definitiva.
               Hecha esta introducción, no podemos considerar como emigración, el cambio de residencia a Alcalá la Real, ni el éxodo de los cortijos al mismo Fuente Álamo o a Alcalá la Real.
           
Juan de Mata,comunión, en Igualada
   Entre las familias que se marcharon a Cataluña, por poner algunos ejemplos, están las de Mateo Pérez Lizana, Domingo Ortega “Rayo”, por cierto estuvo en la División Azul, parte de la familia Jiménez Pérez, Manuel Moreno Martos “El Gallo”, Felisa, sobrina de Francisca; Juan de Mata Pérez “Torres”, Antonio Pérez Aguilera “Olivares”, Manuel Arévalo, “Arevalillo”,  Pedro Vega “El Bañero”, Salvador Castillo, “Caejo” ect…; a la Comunicad Valenciana, Antonio Vega “El Bañero”, el apodo le viene de que vivió en los Baños de Ardales, Andrés Vera Expósito, el repartidor de pan con el mulo, ó Florentino Carrillo; a Navarra, alguno de hijos de Ceferino Aguilera Castillo ó Hilario López; al País Vasco, algunos de los hijos de Junele Aguilera, Dorotea, hija de Isidora Pérez Vera, quien también murió en extrañas circunstancias; a Madrid, Manuel Pérez Mesa, la familia Aguilera Valverde de “Los Florios” o Pasadas Montañés; a Andujar, Blas Zamora; a Algeciras Próspero Cervera Ortega, quien también estuvo en la División Azul, y así ect, ect, ect…. 
A estas listas se le podrían unir muchos emigrantes  fuentealameños más, por lo que quedan abiertas.
Manuel, Matía y Mateo en Plaza Cólon (Barcelona)

Custodio Pérez y familia en Turón- Granada
Muchos de estos fuentealameños nunca volvieron a asomar por la “Piedra Gorda” o sólo volvieron de forma puntual a Fuente Álamo, entre ellos, Mateo Pérez Lizana y su esposa la Josefa o Juan Jiménez Pérez, quien emigró a Zaragoza. Tenemos constancia de que algunos de los miembros mayores, que quedan en otras familias, han tenido deseo de volver, pero las circunstancias se lo han  impedido, como es el tener hijos y nietos integrados en otras sociedades o culturas, por lo que sus deseos sólo se han quedado en sueños.
              
 A estas “emigraciones forzosas” hay que sumar las  originadas por el gran número de jóvenes fuentealameños que fueron nombrados guardias civiles y que supuso el salir de la agricultura o “cultura del terrón” y sobretodo supuso nuevos ingresos procedentes de Estado, que sirvieron de alivio para la economía familiar, por poner algún ejemplo nombraremos a Custodio Pérez Aguilera, José Ibáñez Nieto, Daniel Aranda, José Vega, Francisco Jiménez Pérez, Eusebio Fuentes Vera, Francisco Arenas Aguilera, José Escribano Moyano, Antonio Castillo Padilla, Perálvarez “Campiñas”, Custodio Sánchez González, apodado “Costorillo”, si bien después dejaría el cuerpo.                              
               Se puede diferenciar las emigraciones definitivas, de las temporales, en el primer de los casos, la familia ser marchaba al completo, vendía lo poco que tenían, e intentaban hacer nueva vida en otros lugares, pensando generalmente en no volver. Los emigrantes temporales siempre tenían la vista en volver, aunque en algunos casos las circunstancias se lo impidiera. La vida social fuentealameña estaba condicionada al periodo emigratorio, las bodas, bautizos, comuniones, fiestas populares, ect… de tal forma que la emigración temporal coincidía con el periodo estival, quedando en suspenso tales acontecimientos hasta que regresaban, así la fiesta de San Antonio llegó a desaparecer y las fiestas en honor de la Virgen del Rosario el 7 de octubre, se aplazaba incluso hasta noviembre, las bodas se adelantaban al mes de marzo o abril o se atrasaban hasta el invierno. También tuvo consecuencia en la participación en las elecciones convocadas en periodos emigratorios, cuando ya  se pudo votar en democracia,  donde la participación era muy baja y el voto por correo era de 4 ó 5 electores.
Emigrante fuentealameño en Alemania
  Las primeras emigraciones temporales se produjeron en los años cincuenta al Norte de España, básicamente a Burgos y Lérida, para trabajar en vaquerías o para hacer hoyos de medio metro, para la plantación de pinos o reforestación, cobrando doce por cada cien hoyos, según cuenta José Aguilera “Macarrón”.
 Nono, Pedro, José, Quini, Matías y Angel en Seu de Urgell
              En los años sesenta y setenta el “Norte” volvió a ser el objetivo de los emigrantes fuentealameños, fundamentalmente a Burgos, Santander y Logroño para la construcción y acondicionamiento de carreteras, entre ellas las del Puerto Escudo, donde la economía del cocinero Antonio Moyano, era el plato fuerte y la técnica a izquierdas de Juan Ibáñez “El Andaluz” para repartir con la pala la gravilla sobre el alquitrán, la más depurada. Hay que hacer mención al triste accidente ocurrido en 1972 al chocar el autobús que trasladaba a esos destinos a los trabajadores y que produjo la muerte del joven Francisco Malagón, quien fue monaguillo de la iglesia de Fuente Álamo y varios heridos graves, entre ellos a Juan Pérez Hinojosa.

 Pepe Pérez, Amador y otros en la Coronela (Burgos)


Rafael, Pelaez, Pepe, Matías y Funes en Alemania
              La emigración a Alemania finales de los sesenta supuso el ganar divisas de verdad, volver con dinero para comprar parcelas de tierras, así tenemos como ejemplo Antonio y Manuel Jiménez, José y Matías  Pérez, Rafael, El de Leo, ect…